Asumiéndolo como una responsabilidad personal y política, me permito formular de manera puntual algunas consideraciones en relación con el diálogo iniciado entre el Gobierno y representantes de un sector minoritario de la oposición. Al respecto trataré de referirme a los hechos y valorarlos sin predisposición de ningún tipo; pero sin dejar de enmarcarlos en su contexto real, según mi óptica. A continuación, mi visión:
1.-Quienes decidieron participar en
nombre de un sector minoritario de la oposición en el referido diálogo, han
dicho que desde hacía más de 2 meses se venían reuniendo con el Gobierno. Esto
deja claro que lo hacían paralelamente a las negociaciones que se venían
llevando en Noruega con el sector mayoritario de la oposición encabezado por
Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional. Por supuesto que admitir
tal hecho por parte del sector minoritario, por lo menos deja un sabor amargo
en los demás sectores.
2.-Pero además los representantes de ese
sector minoritario al parecer, o al menos no hay certeza de ello, nunca
llegaron a formalizar un planteamiento al sector mayoritario de la oposición en
relación con sus aspiraciones y exigencias en las negociaciones que se venían
dando en Noruega. Lo que sí era público y notorio eran sus cuestionamientos y
críticas a todo lo que hacía o dejaba de hacer el presidente (E) Guaidó. La
pregunta sería: ¿A caso no era más sano y prudente que sus planteamientos los
llevaran primero, formalmente, al sector mayoritario de la oposición antes que
al Gobierno? ¿O acaso no valía la pena, por el bien del país, deponer todo
orgullo y agotar las instancias para tratar de unificarse con el sector
mayoritario de la oposición? Claro, eso era también una responsabilidad de
primer orden del sector mayoritario de la oposición.
3.-Una de las decisiones del Gobierno en
el marco de las conversaciones con el sector minoritario, tiene que ver con la
reincorporación de los diputados del oficialismo a la legítima Asamblea
Nacional, pero sin la disolución de la Asamblea Constituyente, la cual mantiene
el régimen como espada de Damocles sobre los diputados de la mayoría opositora.
Y la pregunta sería: ¿Por qué no acordaron la disolución de la Constituyente si
iban a reconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional? Sin embargo, más allá
de ese hecho, hay que darle una lectura positiva a la reincorporación de los
diputados del PSUV ya que, siendo optimistas, eso pudiera desencadenar algunas
situaciones mucho más constructivas y útiles para una salida electoral. Claro,
sin llegar a la ingenuidad de pensar que detrás de eso no hay un plan o
estrategia que aún no ha sido develado, lo cual en todo caso no es
cuestionable.
4.-Otra de las decisiones del Gobierno
en las conversaciones con los representantes del sector minoritario de la
oposición habría sido la excarcelación de unos 58 presos políticos. No
obstante, hasta el momento de esta nota, solo habría sido excarcelado el diputado
de la Asamblea Nacional Edgar Zambrano. A las liberaciones anunciadas se les
pudiera dar varias lecturas: A.-Que los presos políticos, como el caso de
Zambrano y los demás, son es reos de la dictadura y no de la Justicia, y como
tales vasta con una orden del régimen para que sean liberados sin necesidad de
fórmula de juicio por los tribunales, como se ha visto B.-Que la libertad de
los otros presos políticos pudiera estar condicionada por el “comportamiento”
de los que vayan siendo liberados. De tal modo que lo que éstos dijeren o
hicieren, en su momento, pudiera afectar de una u otra manera la posibilidad de
liberar a otros; situación que obligaría, por razones de solidaridad, a la
cautela de los ya liberados al expresarse ante los medios. C.- Que en virtud de
ello, la excarcelación del resto de los presos políticos se daría “por goteo”,
según la observación “oficial” de los ya liberados, en especial de aquellos de
mayor figuración; D.-Que con la excarcelación del vicepresidente de la AN Edgar
Zambrano, el Gobierno lo que buscaría es enviar una señal para tratar de
flexibilizar las sanciones de EEUU y de Europa. E.-Que sea como fuere, la
liberación de Edgar Zambrano y de otros presos políticos del régimen, es un
hecho positivo que debe ser valorado en su justa dimensión, aclarando que nunca
debió ser encarcelado.
5.-Mención especial merece el anuncio de
que, en el marco de las conversaciones entre el Gobierno y representantes del
sector minoritario de oposición, se plantea la ansiada restructuración del CNE.
Al respecto hay que decir que, en principio, ese ofrecimiento luce como lo que
denominan una “oferta engañosa”, ya que la transparencia de unas elecciones,
sobre todo con un régimen tramposo, no dependería solo de ese elemento, sino
que abarcaría todo un engranaje estructural que tiene o pudiera tener
incidencia determinante en los resultados de una elección o de un cargo
electoral en particular. Me refiero, por ejemplo, a las instancias judiciales
con competencias en lo electoral, al Plan República, al Padrón Electoral, al
control/uso de los medios, a la participación de los expatriados, etc. Es decir,
la transparencia de un proceso electoral no dependería solo de la
restructuración del CNE sino de un conjunto de medidas que van mucho más allá;
y para lo cual sería indispensable entenderse con la mayoría opositora en la
Asamblea Nacional. Y la pregunta sería: ¿Estaría el régimen dispuesto a eso? ¿O
haría una restructuración ilegal del CNE para garantizarse un nuevo fraude
electoral? Lo dirán los hechos.
6.-Pero hay otro elemento importante que
pareciera también restarle peso y confianza a las conversaciones entre el régimen
y los representantes del sector minoritario; y es que en toda negociación se
supone que existen al menos dos fuerzas o “poderes”, con cosas “que dar” y con
cosas “que exigir”. Es decir, para que la negociación sea cierta y, por
supuesto, viable, las partes deben tener el poder para “dar a cambio de”
(ceder) y el poder para exigir “en nombre de”. Y en el caso que nos ocupa, solo
el régimen tiene “el poder de”; y si es así, como en efecto lo es, entonces
allí no hay margen para “concesiones mutuas” porque el “poder”, como hemos
dicho, está de un solo lado (del lado del régimen), y la otra parte, la
contraparte, nada tiene que dar (“ceder”), lo cual es en sí mismo contrario al
principio de negociación. Pero hay más, otro condicionante de una negociación
seria y útil, es que las partes deben tener una capacidad reconocida de
compromiso. Es decir, la absoluta garantía de poder cumplir con lo que
acuerdan. Y la pregunta es: ¿La tienen los opositores minoritarios que
participan en la Mesa de Diálogo? ¿Pueden ellos comprometerse en nombre de la
Institucionalidad Nacional? Pues no, porque adolecen de esos atributos
necesarios y, en consecuencia, habría que asumirlos no como negociadores sino
como mediadores, en lo cual, por cierto, podrían ser muy útiles en los esfuerzos
que se vienen haciendo.
7.-En otro orden, al valorar la postura
de quienes apoyan sin reservas el diálogo entre el régimen y representantes del
sector minoritario de la oposición, habría que apuntar que en muchos casos
resulta evidente un doble discurso en relación al asunto; porque, por un lado
dicen que hay que avalar a quienes se sientan en la Mesa aunque carezcan de
representatividad y legitimidad, con el argumento de que lo correcto es
escucharse entre las partes y tratar de establecer acuerdos; pero al mismo
tiempo mantienen unas posturas irreconciliables en sus ámbitos naturales de
luchas (municipios, parroquias, etc.) con otros que con igual derechos se dicen
dirigentes y tienen aspiraciones, pero que, a juicio de aquellos, carecen de la
representatividad y legitimidad. Es decir, a su nivel no son practicantes de lo
que dicen. Ojalá que a partir de esto cambien las cosas.
8.-En cuanto a la valoración que hace la
gente de a pie en relación con el diálogo entre el Gobierno y los
representantes del sector minoritario de oposición, creo percibir que en
realidad no le están dando mayor relevancia al asunto ni se distraen en las
posturas de los voceros de ese sector. En principio, porque sus prioridades en
estos momentos son otras, las de su propia supervivencia; y por otro lado
porque en su percepción más íntima saben, sin necesidad de entrar en las
descalificaciones personales, que los que participan en ello, son casi todos
dirigentes a los que les pasó su tiempo, sin dejar por eso de reconocerles los
aportes que hayan dado en el pasado. Sin embargo, no hay que olvidar, por si
acaso, el adagio de que “en política no hay muertos”.
9.-Pero también hay que decir que es
justo celebrar, no agradecer, cualquier concesión que haga el Gobierno en el
marco del diálogo con representantes del sector minoritario de la oposición,
como por ejemplo la liberación del diputado Edgar Zambrano y la de otros más
que sean liberados según lo anunciado. Y justo es reconocerle a ese sector
minoritario, más allá de las diferencias que podamos tener con ellos su
intermediación en ese sentido. Por otro lado, independientemente de logros o
concesiones lo saludable sería que los representantes del sector mayoritario de
la oposición hicieran su mejor esfuerzo para integrar en un solo bloque a todos
los que de buena fe quieran dar sus aportes para encontrar una salida a la
crisis del país. Al respecto, parece correcto lo apuntado por el presidente de
Datanálisis Luis Vicente León, quien en ese sentido indica que: “las minorías
deben estar incluidas en los acuerdos políticos, pues eso es parte clave de la
democracia”. Pero advierte al mismo tiempo que “la inclusión de las minorías no
puede sustituir la participación de la mayoría”.
Dicho todo lo anterior no entro a
calificar en lo personal a los representantes del sector minoritario que
participan en el referido diálogo, pero lo que sí creo es que la mayoría
opositora pudiera aprovechar positivamente ese hecho y a partir de allí
reposicionarse en un sentido mucho más amplio, con posibilidades reales de
alcanzar una verdadera unificación de todos los actores, incluso de los que
califican como opositores radicales o intolerantes. Claro está que esa
posibilidad no dependería tan solo de la disposición del sector mayoritario
sino también de la disposición que muestren tales actores. Por supuesto que lo
correcto sería intentarlo.
Las
repercusiones inmediatas de la Mesa de Diálogo
Sin duda que, en principio, por lo
sorpresivo del hecho, la iniciativa del Gobierno en conjunto con un sector
minoritario de la oposición de instalar una mesa de diálogo, sorprendió a
muchos, y en virtud de ello se le dio una sobrevaloración al hecho mismo. No
obstante, superado el primer momento, se develan una serie de debilidades que
sin duda afectarían la eficacia de esa iniciativa.
Eso sí, de lo que no hay dudas, es que
la citada iniciativa ha servido, entre otras cosas, para “despertar” a ese
sector mayoritario de la oposición que a veces luce timorato y hasta agotado.
De manera que ese solo hecho, sin comprometer la opinión con lo que haga o deje
de hacer el sector minoritario, hay que asumirlo como repercusión positiva de
lo ocurrido. Y lo otro es que, conociendo al régimen, si su objetivo real es
ganar tiempo, una vez que lo logre le dará una patada a la mesa, y punto.
Otro de los objetivos del Gobierno era,
a mi juicio, fracturar a la oposición mayoritaria frente a la posibilidad de
abrir otras vías de entendimiento para propiciar una salida a la crisis que
agobia al país; y por supuesto, como es costumbre por parte del régimen, tratar
de desviar la atención del país generando más confusión y desasosiego, además
de propiciar algunos efectos adversos en lo internacional para debilitar el
respaldo al presidente (E) Juan Guaidó. Pero todo pareciera indicar que ninguno
de esos cálculos se ha dado. En el ámbito interno, el impacto de la iniciativa
pareciera que se ha venido diluyendo y más bien se ha percibido un efecto
contrario, como la decisión de ratificar a Guaidó como presidente de la
Asamblea Nacional hasta el cese de la usurpación; y en lo internacional los
apoyos han sido ratificados y reafirmados.
Por suerte a nivel de nuestro estado
pareciera que ha habido mayor prudencia por parte de la dirigencia de los
distintos partidos en el manejo de la situación. Las opiniones han sido
cautelosas a pesar de un clima tenso de observación y del hecho de que en el
estado hay dirigentes sumamente calificados y vinculados a los firmantes del
acuerdo de diálogo con el Gobierno. Eso refleja madurez de la dirigencia
política en general; y creo, presumiendo del esfuerzo conjunto que hemos venido
haciendo en el estado, que en ello tiene algo que ver el clima de
reconocimiento y respeto que se ha venido generando y cultivando desde La
Instancia a todos los niveles. Si es así habría razones para sentirnos muy
satisfechos y comprometidos para continuar en esa ruta, cuidando de que esas
cosas no nos afecten en los objetivos que nos hemos trazado.
Lcdo. Germán A. Moreno
Miembros de la Dirección Política de Voluntad Popular Yaracuy
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